“Dadle vosotros de comer” Pastor Javier Bertucci (Domingo 31-07-2016)
Javier Bertucci Javier Bertucci
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 Published On Aug 3, 2016

Nadie conocerá a Dios como Él es, hasta que necesite algo que solo Dios pueda darle. Así pues, nadie conocerá al Dios sanador, hasta que tenga una enfermedad; no conocerá al Dios proveedor, hasta que tenga necesidad; no conocerá al Dios de paz, hasta que entre en desespero.

Marcos 6:35-43: “Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces.

Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos. Y comieron todos, y se saciaron.

Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces."

Estábamos acostumbrados a predicar a Jesús, estar con Jesús y aun así, no nos importaban las necesidades de las personas que nos rodeaban. Hay muchos predicadores que se vuelven duros de corazón en cuanto a las necesidades de la gente y se ocupan más en saber cuántas personas han oído el mensaje que predican.
Los discípulos le dijeron a Jesús luego de que Él le hubiese predicado a la multitud, que despidiera a las personas, para que ellos mismos buscaran su comida, pues los discípulos no tenían comida suficiente para todos.

Sin embargo, Jesús les dijo: “Dadle vosotros de comer”. A esto, los discípulos respondieron con una excusa, justificándose en el hecho de ser discípulos y apóstoles, y que, por lo tanto, no podían hacer aquel trabajo. Pero, no hay trabajo de mayor altura que el de servir a otros. Cuando nos olvidamos de este principio, empiezan los conflictos; así, será muy difícil que Dios pueda usarnos como desea.

El Evangelio de Jesús es práctico, pues no se basa solo en palabras, sino que está fundamentado en los hechos. La obra que llevamos a cabo, nunca se interesa en ganar dinero; si vendiéramos todos los platos de sopa que damos, - refiriéndose a la mega jornada recién realizada en la que se repartieron 100 mil platos de sopa - sería mucha la cantidad ganada, pero nuestro deseo no es la ganancia financiera. El dinero es un medio, no un fin; el fin, es salvar y no amontonar.

Los discípulos le dijeron a Jesús cuánto dinero tenían, a lo que Jesús respondió con otra pregunta: “¿Cuántos panes tienen?”.

Los discípulos hablaban de limitación; Jesús hablaba de fe. Nosotros hablamos de lo que necesitamos; Jesús habla de fe, y pregunta cuánto tenemos.

Esto refleja dos maneras diferentes de obrar: La nuestra, demuestra dudas; la de Jesús, demuestra un lenguaje de fe. Asimismo, en otra ocasión, Jesús les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo, y quién creen ustedes que soy? Pedro respondió acertadamente, por medio de la revelación que había tenido en su corazón: “Tú eres el Hijo de Dios”. Solo teniendo la revelación, podemos comprender el lenguaje de Dios: La fe.

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