"Vibro divinamente" es el mantra más sencillo y directo para vibrar en la frecuencia de la divinidad. Esta palabra, desde el punto de vista de la vibración, significa 'mente divina'. Teniendo en cuenta que nuestra mente crea nuestra realidad, qué mejor que manifestar una mente divina para que nuestra realidad se torne así.

Se recomienda escuchar al menos 1 hora para que el mensaje cale en el subconsciente. Lee la descripción, que está más abajo, para entender bien este mantra y aprovechar todo su potencial.

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Para explotar el poder de los mantras, hay que comprender e interiorizar dos preceptos básicos del universo en que vivimos: por un lado, que nuestra realidad es creada por nuestra mente y, por otro, que atraemos aquello en cuya frecuencia vibramos. Es decir, lo que nos ocurre y las circunstancias que nos rodean no son fruto de factores externos de los que somos víctimas. Por el contrario, todo lo que se manifiesta en nuestra vida es únicamente el reflejo de las creencias y emociones arraigadas en nuestro subconsciente y, además, vibra en la frecuencia en que vibramos nosotros.

Al repetir una afirmación de forma continuada, provocamos que nuestra mente consciente enfoque su atención en dicha afirmación. Cuando conseguimos que nuestro foco de atención esté plenamente centrado en una afirmación, en este caso “vibro divinamente”, como consecuencia, conseguimos también que se aparte de todas las demás cuestiones, incluidas las circunstancias que, en apariencia, son contrarias a dicha afirmación, como podría ser que nuestra vida esté dominada por nuestros instintos más básicos y animales, que vivamos entregados al edonismo y a los placeres materiales, sin cultivar nuestra mente y espíritu.

Una vez que la mente está enfocada en la afirmación “vibro divinamente”, nuestro cerebro reacciona asumiendo dicha afirmación como verdadera y, automáticamente, empieza a funcionar desde esa premisa y a enviar al cuerpo la información de que su frecuencia de vibración es la de la divinidad. Recuerda que el cuerpo solamente ejecuta las órdenes que le llegan del cerebro, tanto las que se generan de forma consciente, como las que se producen de forma inconsciente, o como acto reflejo, por el propio funcionamiento automático del sistema nervioso central.

En definitiva, lo que conseguimos con este mantra es modificar la frecuencia en que estamos vibrando para comenzar a vibrar en la frecuencia de la divinidad. Si, como hemos comentado, nuestra falta de divinidad es consecuencia de la frecuencia en la que vibramos, será precisamente modificando esa frecuencia cómo conseguiremos manifestar una realidad más acorde a nuestra esencia divina. Y no hay forma más directa de vibrar en la frecuencia de la divinidad que afirmando que así es de forma repetida hasta que el mensaje cale en nuestro subconsciente y lo asuma como real.