Published On Oct 10, 2024
“Bendecid al SEÑOR, vosotros todos Sus ejércitos, ministros Suyos, que hacéis Su
voluntad.
”
(Salmos 103:21)
Un ejército se caracteriza por las normas rígidas de disciplina, de obediencia
incondicional, de orden, de respeto, de jerarquía y sumisión. Cuando un joven va al
ejército ya sabe de antemano que tiene que integrarse a la disciplina rígida contenida
allí. En un ejército, todos, sin excepción, tienen que someterse a las reglas.
En la guerra, si el sargento en el frente de batalla les ordena a sus soldados que
ejecuten una determinada misión y uno de ellos desobedece, toda la tropa es puesta en
riesgo. La victoria puede escurrirse de las manos como agua. El ejército exige una
disciplina a causa del objetivo, que es vencer sus batallas. En el ejército de Dios no es
diferente. Todos tienen que tener el mismo espíritu; todos tienen que tener el mismo
carácter; todos tienen que tener el carácter de la justicia y de la fe; de lo contrario, el
Señor de los Ejércitos no puede contar con ellos.
Él lidera a aquellos - y solamente aquellos - que viven dentro de una disciplina; una
disciplina espiritual; una disciplina de obediencia, de sumisión; una disciplina tal que
no deja duda de que aquel soldado es verdaderamente un soldado de Dios que hace Su
voluntad.
El Reino de Dios es un ejército de mujeres y hombres abastecidos de una sola fe, de
un solo Espíritu, con un solo objetivo; el objetivo del Señor de los Ejércitos. Este ejército
aumenta día a día, para que Él pueda vencer en este mundo las injusticias e implantar
en los corazones el Reino de Dios. ¿Quién está dispuesto a ser fuerte, valiente, a asumir
su papel en esta batalla, poniendo en práctica lo que ha aprendido?
Usted es convocado a integrar las filas del ejército del Señor de los Ejércitos.
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