Baile suelto a la antigua en Nerpio. Pardicas. Nerpio (Albacete), 26-02-1994.
Manuel Sánchez Martínez Manuel Sánchez Martínez
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 Published On Sep 4, 2024

En los últimos años del siglo XX, en diversas zonas del sureste español se recuperó el gusto por el baile suelto, principalmente debido a la rehabilitación de las cuadrillas de ánimas y sus rituales festivos. Durante ese tiempo, muchas personas que habían crecido en su juventud (hacia la mitad de ese siglo) integrando el baile suelto en su forma cotidiana de diversión (el cual habían aprendido frecuentemente sin maestro, por tradición oral y gestual en el seno de la comunidad familiar y social), y que todavía estaban en condiciones de hacerlo, pudieron recobrar la oportunidad de bailar en diversos actos, entre los que fue importante la moda de los encuentros de cuadrillas, que son eventos que se multiplicaron desde la década de 1980 y donde se reúnen grupos de música tradicional de varias procedencias, pero con ritmos muchas veces similares que permitían que los paisanos se integraran en la fiesta.
Dentro de ese contexto, mostramos en la Colección Memorias de la Tradición

   / antropologoclemente  

unas imágenes tomadas durante el encuentro de cuadrillas celebrado en Nerpio (Albacete, Castilla-La Mancha, España), el sábado 26 de febrero de 1994. En la plaza del pueblo, mientras en el escenario tocan y cantan unas pardicas (variedad de seguidillas) los Animeros del Campo de San Juan, El Sabinar y El Calar de la Santa, se organizó un baile espontáneo de veteranos bailaores del lugar y otros forasteros, que trasmite todas las características acostumbradas de los bailes populares.
Entre estas peculiaridades tenemos que la mujer es la que manda en el baile, realizando los pasos a su antojo, mientras el hombre debe de seguirla en lo posible realizando pasos similares. Hombres y mujeres bailan distinto, ya que la mujer lo hace más asentada y elegante, mientras el hombre puede, incluso hacer gesticulaciones y alharacas buscando llamar la atención de otra manera menos refinada, a veces como desafío, mientras la mujer aparenta mantenerse indiferente, casi con humildad; también las mujeres suelen levantar los brazos más que los hombres (algunos de ellos los llevan bajos todo el rato) y, en cualquier caso, todos se mueven de manera natural, espontánea y sin complejas coreografías de escuela que los uniformicen, fruto todo del aprendizaje por tradición gestual.
Como ejemplo a destacar en este caso, se puede ver en primer plano el baile de la pareja formada por Faustina Méndez Mendoza, experta bailaora de Fuente-Álamo de Murcia (Región de Murcia) y Antonio Pérez García, Antonio del Calarico o de Béjar, un veterano y estimado músico de la pedanía de Béjar (Moratalla, Murcia). En el baile de esta pareja se pueden apreciar las características descritas, ya que mientras la mujer realiza las mudanzas a su antojo y toca las postizas (castañuelas) sin apenas mirar al hombre, este se acompaña chasqueando los dedos (lo que se llama hacer pitos o capirotes ) y apenas quita la vista de los movimientos de ella (solo se permite desviar la mirada un instante en los paseos, ya que estos se suelen ejecutar siempre igual). Por eso, cuando ella intenta un “engaño”, amagando al final de una copla con darse la vuelta, pero no realizándola, el bailaor, atento, puede rectificar su movimiento inicial y tampoco terminarlo. Estos “engaños”, que generalmente son realizados por las mujeres con la finalidad de burlar al hombre, son una más de las reglas no escritas que rigen el baile ejecutado al modo tradicional y que permiten a la mujer erigirse como pieza principal del baile suelto, lo que en una época pasada de predominio del hombre en la escena pública, suponía uno de los momentos de mayor libertad expresiva femenina.
Por su parte, el hombre, se maneja con una fina habilidad que apenas hace que se note que el baile no está ensayado previamente
Con la natural desaparición de las generaciones que vivieron el baile suelto como su diversión habitual de juventud e integraron esas reglas en sus comportamientos, otras usanzas han hecho su aparición, como los bailes de escuela, donde ha hecho falta maestro para aprender ensayando repetidamente, lo que lleva a una pérdida de la espontaneidad con mayor uniformidad en los bailes y que haya cambios en las estéticas tradicionales (por ejemplo, actualmente los hombres suelen levantar más los brazos en el baile por eso), y en general, hombres y mujeres bailan de manera más similar, por el cambio de papel social de ellas, que las lleva a mostrarse más desenfadadas, en papeles que antes eran masculinos, etc.

Vídeo y texto: Manuel Sánchez Martínez.

Colección Memorias de la Tradición: Licencia Creative Commons BY-NC-SA

En el siguiente blog se pueden encontrar los vídeos de esta colección formando parte de una explicación general:
http://memoriasdelatradicion.blogspot...

Correo electrónico de contacto:
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Se ruega citar la procedencia y comunicar los posibles errores

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