En una noche tranquila, bajo el cielo estrellado, envié a Jesús con una promesa divina, iluminada por una luz celestial, para tocar tu corazón. Mi mensaje es claro: la fe es esencial, y el tiempo perfecto es mío. Jesús puso Su mano en el hombro de un fiel, transmitiendo confianza y paciencia, enseñando sobre la preparación espiritual a través de la oración. Él señaló los signos de los milagros venideros, mostrando la providencia divina y la fuerza de la esperanza. Jesús protege, cura a los enfermos, recompensa la perseverancia y disipa la oscuridad con Su luz. Los ángeles a Su alrededor simbolizan mi intervención, guiándote hacia la renovación espiritual. Cada desafío es una oportunidad para la fe, y el abrazo de mi gracia te envuelve en amor eterno. Con Jesús al frente, sosteniendo una linterna, eres guiado a través de la oscuridad, transformando tu corazón y preparándote para el milagro que está por venir. Este es mi mensaje para ti: confía, ora y déjate transformar por el amor de Jesús.