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SINOPSIS: La Iglesia de Sant Genís fue consagrada en el siglo X…aunque se sospecha que es anterior pues en la entrada se ha encontrado una inscripción tardo romana que representa un pez, símbolo de los primeros cristianos. El aspecto actual del templo data de 1671. Es una de las diez primeras parroquias que se fundaron en el área de Barcelona.

Uno de los rasgos más peculiares de Sant Genís es su cementerio, único cementerio parroquial que queda en funcionamiento en Barcelona. Aún hoy en día se siguen oficiando entierros… y empezaron en el siglo XIV.

Por la parte baja de Sant Genís, donde hoy está la ronda de Dalt, pasaba la carretera de Cornellà a Fogars de Tordera abierta en 1887. Al ser un territorio de barrancos y rieras se construyó un puente de cinco ojos. En 1927 el Ayuntamiento de Barcelona puso el nombre de Paseo del Valle de Hebrón a un tramo de la carretera como homenaje al desaparecido monasterio de Sant Jeroni de la vall d´Hebrón.


La masía más antigua es la de Can Safont, (XV) que tenía una mina de agua propia. Después, en su entorno, se levantaron otras como Can Besora, Can Soler, Can Gresa, Can Piteu, Can Borni, Can Barret, Can Gomis y Can Figuerola, que fue propiedad de Laureano Figuerola, el ministro de Hacienda (1868) que proclamó la peseta como moneda oficial. (Del cual tenemos un video). ¡Aquí estoy con los masoveros de Can Figuerola!

Durante los primeros años del siglo XX, Sant Genís se convirtió en lugar de veraneo para algunas familias ricas de Barcelona que buscaban un ambiente rural y tranquilo. También era una zona frecuentada por los barceloneses para hacer ‘fontadas’ en sus numerosas fuentes como en la Font del Bacallà o la Font Tenebrosa.

Junto a la carretera del Valle Hebrón, se construyeron en 1930 la parroquia del Santo Cristo y el Patronato Ribas, un orfanato que funcionó hasta los años setenta. Sobre su historia tenemos un video exclusivo.

La pequeña parroquia de vecinos celebraba su fiesta mayor en la plaza de la iglesia. Después de la misa y la procesión… ¡empezaba la fiesta!.

Mientras las vecinas preparaban comidas o chocolatadas, los jóvenes se apuntaban a las carreras de sacos. Toda la plaza se llenaba, incluso venían muchos vecinos de Gràcia a bailar sardanas!.

También de Gràcia vino la tradición de peregrinar a la ermita de Sant Medir (3 de marzo). Cuando las Collas regresaban, hacían una parada en el cementerio de Sant Genis para visitar la tumba de Josep Vidal Granés, el panadero de Gràcia que inició la tradición.

Algunos recordaréis la frase “Tres días hay en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Cristi y el día de la Ascensión”. ¡El día del Corpus era sagrado! Era tradición estrenar muda para salir en procesión. Las casas de las calles por donde transitaba la procesión se engalanaban con altares, los balcones se vestían con telas adamascadas y la calzada por donde pasaba el Santo Palio se cubría de flores de ginesta que las niñas habían recogido en la montaña.

Otra tradición religiosa muy arraigada era la de las Caramelles. En Semana Santa, niños, y no tan niños, iban casa por casa cantando canciones para celebrar a Jesús resucitado y el vecindario les daba huevos o dinero para celebrar una comilona popular.



EL VECINDARIO
012-En el Sant Genís rural no había suficientes vecinos para que pudiese subsistir una tienda, la venta ambulante aliviaba la falta de colmados. Las masías con vacas vendían su leche al vecindario, como la del Sr. Joan, en el caserío que había junto a la casa del cura,
o la Vaquería d’en Jordi que, al anochecer, repartía la leche con un carro cubierto por Sant Genís, La Taxonera y Penitents…

013- La lechería de la señora Carmen estaba en la calle Navata, tocando a la carretera de la Rabassada. Curiosamente era muy frecuentada por hombres… se ve que, de escondidas, vendía vasitos de vino a los caballeros y después les daba un vaso de leche, para que al llegar a casa, las esposas no les oliesen que habían bebido alcohol.

014-Uno de los referentes fue el bar de la Madrona. Se convirtió en el punto de encuentro de los vecinos pues tuvo la primera línea de teléfono del barrio. Hacía las veces de estafeta de correos y de colmado. Su local estaba en la Avda. Elías Pagés 8 y, años después, a la plaza que hay delante se le puso su nombre.