La Revolución en Francia de 1789 no fue una simple fenómeno político nacional, sino que desbordó su espacio a causa de su vocación mundial. Desde entonces no cabe la neutralidad: o se está con la Revolución o contra ella. La ideología revolucionaria no es divisible y se alzó contra el orden, natural y sobrenatural, es decir, el orden tradicional de la Cristiandad. A partir de 1789 el proceso de descristianización de Occidente se hará cada vez más profundo y extenso, conquistando nuevos espacios. Hasta que con motivo del Vaticano II, la Revolución penetrará en la cúpula dirigente de la Iglesia. Entender los errores filosófico-políticos y jurídico-teológicos de la Ilustración y la Revolución, nos permitirá organizar la contrarrevolución.
Contaremos con el historiador Javier Paredes.

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