La vida de Eugenia parece un cuento de hadas: ella es una joven hermosa, tiene un buen trabajo y un novio que le hace una propuesta de matrimonio con un gran diamante. El idilio se rompe con un timbre… En la puerta aparece un niño pequeño que afirma que es el hijo de Eugenia y que está mortalmente enfermo. El pequeño Lev necesita una cirugía urgente. Tal operación puede realizar solo el cirujano Vadim Safrónov. Lamentablemente resulta que Vadim ya no opera a niños debido a una tragedia personal.